Los últimos marines que quedaban en la nave bajaron en busca de supervivientes. El paisaje era desolador. Cadáveres calcinados de tiránidos hasta donde alcanzaba la vista. Entre los escombros, algunos marines heridos sobrevivían. Uno de ellos era el Capitán Lucio.
—¡He encontrado al Capitán! —gritó un marine— ¡Necesita asistencia!
Una vez localizados todos los supervivientes, volvieron a la
nave. Pero tenían que tomar decisiones rápidamente, ya que los tiránidos no
esperarían. Lucio no estaba en condiciones, pero en ese momento…
—Aquí Gabriel Seth,
señor del capítulo de los Desgarradores —sonó por el terminal de
comunicaciones.
—Nave del capitán
Lucio al habla, ¡necesitamos ayuda urgente! —respondió el marine que se
encontraba en el puente.
—Estamos cerca, nos dirigimos
a su posición. Cambio y corto —dijo Seth, cerrando la comunicación.
Pasó poco tiempo hasta que llegaron los refuerzos de Gabriel
Seth. Él y sus tropas embarcaron en la nave de Lucio, para gestionar desde
allí el problema.
—Gracias al Emperador
que alguien ha acudido a nuestra llamada —dijo un marine, dirigiéndose a
Seth.
—Soy Gabriel Seth.
Vengo con Lemartes y algunos refuerzos de mi capitulo. Informe de la situación,
marine —respondió.
—Descubrimos un
enjambre tiránido en este planeta. Hemos combatido numerosas veces con ellos,
pero hemos perdido muchos hombres. Nuestro Capitán está herido y muestra
algunos síntomas…extraños. Le hemos dejado en la cámara de éxtasis. Sabemos
dónde está el nido del enjambre, y que en nuestro último ataque quedaron
diezmados. Pero cada minuto que pasa, se recuperan en gran número. No tenemos
tiempo —explicó el sargento intercessor marine.
—Bien —respondió
Seth—. A partir de ahora asumo el mando.
Quiero todos los detalles sobre este enjambre. Los demás, preparaos para el
combate.
Tras unos minutos recibiendo información, Seth se dispuso a
organizar el plan de ataque.
—Está bien marines.
Vamos a atacar la colmena. No puedo asegurar la supervivencia de todos
vosotros, pero necesito que lo deis todo. Nuestra misión principal será
neutralizar la conexión sináptica de la colmena. Para ello, tendremos que hacer
salir a su líder, matando a tantos tiránidos como podamos. Una vez
neutralizado su nexo, se convertirán en poco más que bestias aturdidas, y
podremos aniquilarlos a todos. ¿Alguna duda? —explicó Seth.
—Yo tengo una —replicó
un marine—. ¿Qué ocurrirá con nuestro
capitán?
—Vuestro capitán... —titubeó—.
Por los detalles que he recibido,
concluyo que ha sucumbido a la rabia. Ahora mismo Lemartes está con él, pero
mucho me temo que solo podrá encontrar la paz en la muerte. —explicó.
Se hizo el silencio. Silencio y tristeza en honor a su
capitán.
—Ahora está en
nuestras manos que su sacrificio no haya sido en vano —dijo Seth, animando
a los subordinados de Lucio.
—Seth —dijo
Lemartes, que acababa de llegar de ver a Lucio—. Está listo.
—No esperaba menos
—respondió—. ¡En marcha marines! Es la
hora.
Todos los marines, tanto los supervivientes de Lucio como
los que habían llegado junto a Seth y Lemartes se dirigieron hacia la colmena
tiránida. Como ya habían predicho, numerosas criaturas se habían congregado
para proteger a su líder: un poderoso Señor de la Horda.
Los marines desplegaron todo el arsenal del que disponían:
un predator baal, varios dreadnoughts, y todos los marines que quedaban. Al
mando, Gabriel Seth y Lemartes, junto con el capitán Lucio, que lideraba una
escuadra de la compañía de la muerte, a cuyas filas se había unido en busca de
una gloriosa muerte.
Los tiránidos, al contrario que los marines, buscaban la
victoria mediante el número. Gantes de distintos tipos y genestealers protegían
a sus líderes, un Líder de Progenie, y el Señor de la Horda, escoltado por
guardias tiranidos. Mientras, los biocañones Exocrinos les cubrían desde la
retaguardia.
—¡Recordad marines,
cuantos más tiranidos aniquilemos, antes saldrá su líder de la retaguardia!
—gritó Seth.
Ambos bandos avanzaron hacia su enemigo, con la diferencia
de que los tiránidos eran más rápidos.
—¡Abrid fuego! —ordenó
Seth.
Todo marine, ya fuese con bolter, pistola o lanzallamas,
abrió fuego contra la horda. Pero aunque eran débiles y morían con facilidad,
su número era su armadura.
Mientras el fuego de bioplasma destruía al hermano dreadnought
furioso, los genestealers atacaban al predator. El enjambre sabía que los vehículos
suponían un gran peligro.
Entonces…
—¡Cargad! —gritó
Seth con ímpetu.
Los marines cargaron contra la horda ya cercana. La compañía
de la muerte, junto con el dread de su misma compañía, chocaron contra el muro
de termagantes, mientras tácticos y primaris se enfrentaban a los genestealers.
Los hormagantes sufrían el fuego del predator, que había aguantado el embate
genestealer, y los bolters restantes.
Mientras los genestealers apoyados por su lider acababan con
varios marines, la compañía de la muerte aniquilaba implacable a los
termagantes. En ese momento, el Señor de la Horda decidió avanzar. Los
hormagantes supervivientes cambiaron rápidamente de blanco, y se dirigieron
hacia la compañía de la muerte, para distraerlos mientras su lider se diría
hacia objetivos mas poderosos.
Fue entonces cuando Gabriel Seth, que se estaba encargando
de la guardia tiránida, vio al líder del enjambre.
—¡Desgarradores, apoyadme!¡Voy a por su lider! —ordenó Seth.
Los marines seguían cayendo bajo las garras de los
genestealers, mientras el Señor de la Horda acababa con el hermano dreadnought
de la compañía de la muerte. Sus hermanos de la compañía terminaron siendo
rodeados por la masa de hormagantes.
—¡Lemartes, Lucio,
conmigo! —ordenó Seth.
—¡Estamos contigo!
—gritó Lemartes, mientras se dirigían hacia el Señor de la Horda.
En un momento de lucidez, Lucio grito a sus marines.
Los 3 cargaron contra la bestia, sin poder acabar con ella.
Por su parte, el Señor de la Horda lanzó sus ataques contra Lucio, pues la
mente enjambre lo reconocía como una amenaza, dadas las campañas anteriores,
pero su escudo tormenta le protegió de lo que hubiera sido una horrible muerte.
Al ver que sus ataques no surtían efecto, decidió atacar a
Lemartes, que aguantó los golpes no sin recibir heridas.
—¡Ahora! —gritó
Seth—.¡Tiene una apertura!
Los 3 atacaron a la bestia, la cual no pudo protegerse de
todos los ataques, y un golpe de martillo trueno desencajó su cabeza. Con sus últimos
espasmos agónicos logro herir tanto a Seth como a Lucio, pero no de gravedad.
Mientras, el otro nexo sináptico, el Líder de la Progenie, ardía bajo el fuego
del predator Baal. Por su parte, los genestealers acabaron con el último marine
que quedaba en pie.
—¡Su líder ha caído!¡Acabad
con todos! —ordenó Seth a los pocos marines que aguantaban.
Con sus enlaces sinápticos muertos, el resto de criaturas
que quedaban fueron rápidamente destruidas.
—¡La victoria es
nuestra, Ángeles Sangrientos! —gritó Seth con júbilo—. Ha sido un honor luchar a vuestro lado.
Todos celebraron su victoria, pues habían destruido a todos
los tiranidos, acabando con lo que podría haber sido una amenaza mucho mayor.
De vuelta a la nave, Gabriel Seth y Lemartes deliberaban sobre
el futuro de Lucio.
—¿Qué deberíamos hacer
con él, Seth? Tú eres el mayor rango aquí —preguntó Lemartes.
—Ha luchado con honor
—respondió Seth. —Merece algo más que una
ejecución. Además, por un momento lo vi libre de la rabia. Quién sabe si con el
tiempo…
—Entonces volverá a la
cámara de éxtasis. Puede que algún día volvamos a necesitarle. Puede que antes
de que lo esperamos…
FIN...
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